José Jesús Monsalve, líder social de 56 años y presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento Piedritas en Tuluá, fue atacado y asesinado con arma de fuego el 6 de mayo en un establecimiento de su propiedad. Aunque fue trasladado de urgencia a un centro médico, falleció debido a la gravedad de sus heridas.
Este crimen ocurre pese a las alertas tempranas emitidas por la Defensoría del Pueblo, que ya había advertido sobre los riesgos para los líderes sociales en la región. Con este caso, suman 61 los líderes asesinados en Colombia durante 2024, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
La zona rural de Tuluá, donde Monsalve ejercía su labor comunitaria, es territorio de influencia de grupos armados como la columna Adán Izquierdo, el Frente 57 Jair Bermúdez y estructuras criminales como “La Inmaculada”. Estas organizaciones imponen normas y control social, generando un ambiente de constante amenaza para la población civil y especialmente para los líderes comunitarios.
Las autoridades investigan los motivos del crimen y buscan identificar a los responsables, mientras organizaciones sociales exigen garantías para la labor de los defensores de derechos humanos en estas regiones afectadas por el conflicto armado. El asesinato de Monsalve evidencia la persistente violencia contra líderes sociales en Colombia y la urgente necesidad de protección efectiva para estas figuras comunitarias.